En primer lugar, debemos limpiar bien los mejillones, para ello bajo el grifo, límpialos ayudándote de un estropajo de aluminio o raspando con un cuchillo, sin olvidarte de cortar todas las barbas que sobresalgan.
Después pon una cazuela grande al fuego con un dedo de agua, y cuando empiece a hervir, baja un poco el fuego y añade los mejillones, tapa la cazuela. Déjalos el tiempo suficiente hasta que se abran, pero lo normal son 2 minutos. Resérvalos en un plato y no tires el agua de la cocción.
Mientras puedes ir pelando y picando la cebolla muy fina, también el pimiento rojo. Y cuela el caldo de cocer los mejillones.
Ahora, cuando los mejillones se hayan enfriado un poco, vete sacando los mejillones y reserva una concha por cada mejillón. Y resérvalos.
Cocina las gambas en una sartén pequeña con un chorrito de aceite de oliva.
Cuando las gambas estén frías, pica muy finos los mejillones y las gambas. Puedes ayudarte de una picadora.
Seguidamente, ponemos una sartén a fuego medio, con un chorro de aceite de oliva, y añadimos la cebolla picada y el pimiento, cuando la cebolla esté pochada y se vuelva transparente, incorpora la cayena a la sartén.
A continuación añade la harina, y deja que se cocine un poco dando vueltas constantemente. Añade el pimentón y el tomate frito, y sin parar de dar vueltas vierte poco a poco el caldo de cocer los mejillones colado.
Cuando comience a reducir, vete añadiendo poco a poco la leche, removiendo hasta que se forme una bechamel espesa. Durante la cocción añade dos pizcas de sal, el tomate frito, una pizca de pimienta, los mejillones y las gambas picadas. Una vez que este bien ligado todo, retira del fuego, sigue dando vueltas un par de minutos y resérvala.
Deja enfriar la masa, y después ponle film y métela en la nevera al menos 3 horas.
Una vez tenemos la masa fría, cogemos porciones de ella y las colocamos en cada concha de mejillón que habíamos reservado.
Para el rebozado batimos dos huevos en un plato hondo, y en otro plato colocamos pan rallado. Y vamos rebozando cada tigre pasándolo primero por el huevo y luego por el pan rallado. Reservándolos hasta acabar de empanar todos.
Para la fritura podemos hacerla en una sartén con abundante aceite de oliva o girasol, o también puedes hacerlos en una freidora de aire sin aceite, como si de cualquier otra fritura se tratara. Simplemente, deja que se doren, y vete sacándolos a un plato con papel de cocina. ¡Y ya puedes disfrutar de tus mejillones tigres!