Cortamos toda la carne del cocido que vamos a usar, ayudándonos de unas tijeras. Reservamos.
Cocemos un huevo entero durante 6 minutos, dejamos enfriar, le quitamos la cáscara y lo picamos.
Pelamos y picamos fino la media cebolla.
Ponemos a fuego medio una sartén con un chorrito de aceite de oliva virgen. Cuando este caliente añadimos la cebolla picada, y la dejamos pochar, dando vueltas de vez en cuando. Sabremos que está pochada porque será ligeramente transparente y comenzara dorarse.
Cuando la cebolla esté pochada, incorporamos la harina, y la dejamos cocinar un minuto dando vueltas, para evitar que se queme.
Incorporamos la carne del cocido que teníamos reservada, y seguimos dando vueltas para mezclar todo bien. También el huevo picado.
Ahora vamos vertiendo la leche, pero poco a poco, a chorritos, dejando pausas. Y en todo el proceso sin parar de dar vueltas.
Dejamos cocer dando vueltas, agregamos pizca de sal. La bechamel debe quedar suave y no muy consistente, lo suficiente como para poder trabajarla después. Ten en cuenta que al enfriarse coge más consistencia y firmeza.
Vertemos la masa de las croquetas en un recipiente, y dejamos enfriar. Cuando esté fría las pasamos a la nevera unas 6 horas o hasta el día siguiente.
Cogemos con la mano un trozo de la masa y le damos forma de croqueta usando ambas manos. Hacemos esto con toda la masa y las reservamos.
Batimos en un plato dos huevos, y en otro plato añadimos el pan rallado.
Vamos pasando cada croqueta por el huevo y después la rebozamos en pan rallado.